Tocao’

¿Alguna vez han visto la película TAG?

Simple. Resumo, pero no daré muchos detalles. Grupo de amigos, en la película cinco en la vida real son unos cuantos más. Sí, leíste bien, en la vida real, está basada en algo real. No soy crítico de cine, pero esta pelícuña vale la pena. Estaba en vuelo de San Juan (Puerto Rico) hacia Orlando (Florida) y viendo las opciones disponibles me llamó la atención por su buen elenco de actores, leí la reseña y me enganchó. Bueno, iba a darles un resumen y me desviaron el tema poniendo en duda la película si era real o fictica, ¿no? En fin, me desvié del tema.

Retomo mi punto de resumir. Un grupo de amigos crearon un juego de “tag”, en buen puertorriqueño: “tocao”. Para generalizar, ese juego en que uno de los integrantes tiene que tocar a otro participante y ese entonces tiene que tocar a otro, pero al que lo tocó, y así sucesivamente. Honestamente, nunca juegué uno que tuviera un final, siempre se acababa cuando tocaban al más lento y ese no podía tocar a nadie, se rendía y/o todos se aburrían y nadie quería seguir jugando. Así que sinceramente es como un juego de niños que no tiene un final como tal. Todos lo hemos jugado en algún momento de nuestras vidas. Pero estos niños lo siguieron jugamdo hasta adultos.

Crearon un tipo de regla, todos los años en el mes de mayo se inicia el juego. No importa en que parte del planeta estés, en ese mes, no sabes quién podría aparecer e iniciar el juego. Bueno, técnicamente según sus reglas sí sabes, el que a las 12 de la mañana del 1ro de junio del mes pasado quedó con el “toque” y no pudo pasarlo a otro. Por lo que si te encuentras con el de frente, o sientes que te tocan… Inició el juego. Es muy entretenida la película, y el asunto va más allá de la película, fue publicado en uno de los periódicos más prestigiosos de los Estados Unidos, y al final de la película presentan un pietaje de conglomerado de vídeos reales de ellos jugando, ¡de viejos! ¿Se imaginan jugar por 23 años, 23 meses, un juego?

Es sumamente interesante la dinámica y me hizo pensar en muchas cosas. No les voy a mentir, por casi dos horas no dejé de sonreír, y en ocasiones de salir una carcajada. Me la disfrute tanto, que aún estoy en el avión escribiendo esto. Simple y llanamente me pregunto, ¿cuándo dejamos de ser niños? Hay muchas respuestas desde muchísimos planos y posturas para esto. Yo, sin embargo, pienso que nunca dejamos de ser niños, solo que lo encerramos en alguna parte de nuestro ser y lo alejamos de la realidad.

Sale cuando algunos llegan a ser padres y van comprando juguetes para sus hijos y terminan jugando ellos y no los que iban a recibirlo. Doy fe de ello, pues yo mismo le he robado a Santa y los Reyes uno que otro juguete para mí. Desde carritos de metal, hasta carritos de control remoto, pero no lo digan, pues puede que mis sobrinos, Santa, y los propios Reyes lleguen a mi casa y me pidan explicaciones.

En fin, que espectacular sería poder conservar amistades para vivir momentos como esos. Yo lo disfruto cada vez que enciendo mi consola de juegos y me conecto con mis amigos y jugamos por horas. No importa dónde estemos, la pasamos de maravilla, al final de todo es un simple juego. Somo variados, de todo un poco, y estamos esparcidos entre Puerto Rico, Virgina, Texas, Florida, y México. La tecnología brinda una oportunidad única que quizás al no estar físicamente presente sea distinta la experiencia, pero cualquiera de nosotros puede sacar el teléfono y escribir en el grupo de WhatsApp y listo.

Recuerdo cuando salía a correr bicicleta en la calle y hacía que las gomas se derraparan en una frenada exagerada en símbolo de llamada de que era momento de reunirnos. Hasta inventamos un juego, ¡bici-escondite! Era demasiado simple, pero la creatividad de los niños, adoloescentes y un buen grupo de amigos es capaz de cualquier cosa. El juego consistía de escoger un jugador al azar por el estricto e infalible método de eliminación de la técnica llamada: “Zapatito Roto”. Una vez elegido, se montaba en la bicicleta y se detenía en la entrada de la calle observando hacia la entrada. El resto, corría a esconderse entre las entradas, arbustos, zafacones, fachadas, lo que fuése suficiente para esconderse y pasar desapercibido. Cuando el elegido gritaba que había culminado el conteo de 50 segundos procedía a pasar en la bicicleta para visualmente descubrir a cada uno.

No era tan simple, tenía que decir dónde y quién era el descubierto. Mientras eso pasaba, sigilosamente todos tenían que ir moviéndose para llegar al lugar seguro. Ese lugar seguro era el buzón de alguna casa, o el portón de la casa del elegido. Si eras el último en ser descubierto, no había problema, la acción iniciaba cuando el elegido tenía que evitar que tocaras ese buzón o ese portón para salvarte. Era mejor de noche, pero era increíble pasar el tiempo con buenos amigos y jugar sin preocupaciones.

Esta película me hizo recordar esos tiempos. Pensar en lo maravilloso que son los buenos amigos y pensar en el tiempo que pasa y nos roba de esos buenos momentos y nos deja solo con los recuerdos. Les recomiendo que la vean. Quisiera seguir escribiendoles sobre este tema, pero hay demasiada turbulencia en este vuelo. Así que luego, cuando fianlmente lleguemos a tierra, espero poder retomar el tema.

Pero mientras tanto… “Están tocaitos, ¡se quedan!”

Published by Victor Sola

From Puerto Rico. Athletic Trainer and writer in development. I love to write. If I can think about it, I will write about it. Open to learn new things.

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