Una zurda y un derecho

Hola...
Soy el derecho que se enamoró de una zurda.
Sonará cursi, laposo, para algunos romántico.
Somos esos que cuando juntan sus manos forman lo que dibujan los enamorados.
Somos un resumen del amor.
Un poco locos, apasionados, intensos, amorosos, desenfrenados.
No somos izquierdistas o derechistas, aunque ella nació en un país comunista.
Mientras yo en una isla colonia del país más capitalista.
Menos mal que en el amor no existe la política.
Nuestras guerras son de besos, abrazos, momentos acurrucados y otros mejor no mencionados.
Vamos de la mano, de la débil de cada uno, pero si necesitamos nos intercambiamos.
El derecho con la zurda, o la zurda con el derecho.
Dicen que las zurdas no van al cielo, así que mi destino será como Maquiavelo.
No entreno para bajar de peso, sino para correr por el infierno a encontrame con mi amada.
Porque si ella no va al cielo, de qué me vale vivir en el paraíso si mi tortura estaría en mi pecho.
Sonaré exagerado, pero es que no sabemos que hay después de la muerte.
Mejor vivo preparado, viviendo mis días porque están contados.
Cuando llegue mi final, estaré listo, he vivido haciendo el bien, sin ignorar uno que otro pecado.
Porque si soy yo el que va al infierno, que se prepare el cielo que me colaré por mi amada.
Que sea zurda no es complicado, es más un beneficio.
La hace especial, única, y sobretodo diferente. 
Hace todo con más fuerza, con más ganas. 
Piensa todo porque le da la gana, así cuando actúa todo sale mejorado.
Sencilla, humilde, amorosa, única, merece ser eternamente amada.
Por eso espero, que ni el infierno o el paraíso nos separe.
Porque un lazo de sangre está formado, no es complicado, es sencillo.
Lleva un tiempo en desarrollo, ya lo verán, pues dejará su huella en cada paso.
La unión de una zurda y un derecho, quizás sea ambidiestra, no sabemos.
Lentamente me retiro, de estas letras sin sentido que he escrito.
Me voy con mi zurda a planificar nuestro retiro.